Hace
 ya dos años pudimos ver en todas las noticias del mundo como en Bolivia
 se comenzaba a impulsar una bebida de cola, con ingredientes y 
producción pertenecientes a ese país, llamada Coca-Colla (el nombre no 
puede estar mejor puesto), como un primer intento de hacer frente a la 
multinacional Coca-Cola.
Recientemente,
 el gobierno boliviano dio a conocer una noticia aún más caliente: han 
decidido prohibir definitivamente la famosa gaseosa norteamericana.
Según
 un anuncio del canciller David Choquehuanca, a partir del 21 de 
diciembre del corriente año ya no se venderá esta bebida en Bolivia, 
quedando como refresco oficial el “Mocochinchi”, bebida natural a base 
de duraznos.
Esta decisión se basa en razones de salud y filosóficas.
Con la parte de salud se puede estar más que de acuerdo. Cualquier puede comprenderlo luego de ver los negativos efectos que acarrea este refresco en el cuerpo, del cual ya hay claras pruebas de que varios de sus ingredientes son cancerígenos.
El
 lado filosófico tiene su lógica… de hecho, se alinea con cosas que 
todos pensamos: el mundo no puede seguir manejado por este tipo de 
corporaciones.
Pero
 la manera en la que lo plantea el gobierno de Bolivia es de lo más 
extrema, en una mezcla que reúne una mirada económica, filosófica, 
política, cultural y mística.
Buscando
 volver a los mecanismos y productos más naturales, el próximo solsticio
 de verano en la Isla del Sol, ubicada en el Lago Titicaca, se dará una 
ceremonia a la cual el pueblo, mandatarios y grupos indígenas estarán 
invitados a celebrar “el fin del capitalismo y el comienzo de un tiempo 
de amor y la cultura de la vida”.
Es
 verdad que expulsar a Coca Cola como empresa de un país no es un acto 
menor ni mucho menos. ¿Pero plantear que eso es la expulsión del 
capitalismo? Evo no deja de sorprendernos con sus decisiones y palabras.
Más
 allá de que ésto nos parezca bien o mal, claramente se ve como el 
comienzo de algo. Al menos, el estado Boliviano plantea a su pueblo 
despertar y defender lo que le es propio, haciendo frente a una de las 
empresas más grandes del planeta. Ese ejemplo en sí, funcione o no, ya 
es interesante.
Si
 esto resulta, podría redundar en la posible mejoría en la salud de los 
habitantes de Bolivia, aumento en la producción y venta de una bebida 
local en vez de una extranjera, la no dependencia de este pueblo a esta 
mega-empresa estadounidense, que además de fabricar este “veneno dulce”,
 como lo solemos llamar, tala grandes cantidades de especies vegetales 
para hacer sus embalajes y etiquetas, contamina agua, aire y suelos con 
los desperdicios de su producción, y utiliza grandes cantidades de H2O. 
Además de emplear también entre sus ingredientes una mezcla explosiva de
 químicos y jarabe de maíz transgénico.
Veremos a fin de año cómo sigue la historia y qué consecuencias acarrea.
CORTESIA 
http://www.cassetteblog.com/2012/07/coca-cola-sera-expulsada-de-bolivia-el-proximo-21-de-diciembre/ 


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