Si, soy un hombre que usa falda

 Por ARIEL SOSA

Soy hombre, soy heterosexual. La sociedad me entrega poder inmediato sobre todas las mujeres debido a estas dos caracteristicas. ¿Qué espera a cambio? Que lleve bien puestos los pantalones, que sea fuerte, autoritario, impulsivo, duro, en fin, "masculino". Conozco perfectamente el concepto patriarcal de masculinidad, lo veo a diario en mayor o menor grado en los hombres a mi alrededor y en mi mismo. Desde hace ya un par de años vengo haciendo mi esfuerzo personal por participar de la construcción de una "nueva masculinidad" y debo apuntar que es algo sumamente dificil. ¿Por qué? Porque se trata de deconstruir todos los conceptos que forman parte de nuestra cultura, de repensarnos desde perspectivas que aun no hemos terminado de construir, hacer una reevaluación de todo lo que hemos aprendido durante nuestra vida y cuestionar todo lo que seguimos aprendiendo y aprenderemos. Para lograrlo hay que enfrentarnos a nosotros mismos y a nosotras mismas y a muchas, si acaso no a todas las personas a nuestro alrededor.

En los ultimos meses he tenido algunas experiencias interesantes al respecto de este tema. Conoci a dos jovenes homosexuales increiblemente interesantes de los cuales uno ha sido mi amigo más cercano durante la segunda mitad de este año. Es una de las personas más interesantes que he tenido el placer de conocer y comencé a pasar la mayor parte de mi tiempo con él, viajamos juntos, salimos juntos, dormimos juntos. Si él fuera heterosexual sería una relación de amistad perfectamente aceptada sin ningun tipo de cuestionamientos. Pero no, él es gay y por tanto si yo paso tanto tiempo y comparto tanto con él, seguramente he de ser gay también. Me gustan los chick flicks, me gusta verme bien, me gusta cuidarme el cabello, me gusta ir a la disco gay a bailar, soy perfectamente capaz de decir cuando un hombre es atractivo, me gusta ir de compras y muestro con mucha facilidad mis emociones. Me parece particularmente curioso que una amiga feminista de ferreas convicciones se acerco a mi el otro día y me dijo: "Yo sé que vos sos (gay) solo que no te has dado cuenta". Hay quien saca a relucir la ya muy conocida frase de "no podes saber hasta que no has probado". Lo cierto es que nunca en mi vida me he sentido atraido por otro hombre ni he tenido duda alguna sobre mi sexualidad. No se trata de intentar ocultarlo o de hacerme el "macho", simplemente nunca me he sentido asi. Citando la conversacion que tengo con mi amigo mientras escribo esta nota: "La gente no es comida, la mente es el organo sexual más importante".


Menciono esto porque si bien ser homosexual no significa que se este excento de todos los vicios de la masculinidad patriarcal, un hombre heterosexual en busqueda de la construccion de una nueva masculinidad debe antes que nada perder el miedo a ser señalado como "marica, porron, culero, desviado" y demas etceteras de la amplia gama de insultos machistas para rebajar a los homosexuales. Y dentro del pensamiento patriarcal más progresista (pues el patriarcado no está impregnado solo en el pensamiento conservador), esta lucha interna está reservada solamente a las personas de la comunidad LGTB.

Los hombres y las mujeres heterosexuales tenemos que comenzar a asumirnos parte de la diversidad sexual si queremos al menos aspirar a construir una sociedad mejor.

Alguien me dijo el otro día "¿Cómo está tu amigo el gay?" Estas etiquetas no contribuyen a la construcción de la equidad social. No son mi amigo el gay o mi amiga la feminista. Tienen nombres, son personas no extraterrestres. Es como si preguntaramos todo el tiempo "¿Que se ha hecho tu amigo el heterosexual?" "¿Y tu amiga la ciega?" o "tu abuelo el enfermo" "tu prima la blanca". ¿Politicamente incorrecto no es cierto? Desagradable, injusto. Nos hace ver todas las ideas ridiculas en base a las que juzgamos a la gente.

Desde que comencé a activar politicamente a raíz del golpe de estado en 2009 siempre me he buscado vincular a dos procesos particularmente, el de diversidad sexual y el feminista. ¿Por qué? Porque creo que los planteamientos de construcción de un nuevo pensamiento de estos dos sectores cruzan transversalmente absolutamente todos los problemas de cualquier sociedad humana. Constantemente escucho comentarios sobre los grupos feministas refiriendose a ellas como "mujeres amargadas que solo quieren reivindicar sus luchas sectoriales". Eso es lo que suele suceder cuando no se tiene el apoyo o el acompañamiento siquiera de los mismos compañeros y las mismas compañeras del movimiento social, toca atender nada más lo urgente. Para llegar al punto en que la sociedad funcione de manera justa y equitativa para todos y todas por igual, hace falta pasar por procesos de reivindicación de los sectores a los que se les ha negado el derecho a la participación a pesar de ser siempre parte de todos los procesos de cambio. Las mujeres no solo han "acompañado" todos los procesos revolucionarios de la historia, han sido ideologas y liderezas, han formado parte de todas las estructuras desde la base hasta la conducción y sin embargo a la hora de alcanzar el objetivo, son siempre hombres los que figuran a la cabeza, mientras las mujeres son dejadas fuera de la historia o relegadas al papel de "acompañantes".

Por eso la lucha feminista, de la cual es parte la lucha por la construcción de una nueva masculinidad, va en todas las direcciones, porque para que haya una verdadera evolución hace falta re pensar la forma en que vemos no solamente el presente, sino también la forma en que conocemos el pasado y en que hacemos nuestras proyecciones hacia el futuro.

Volviendo al anecdotario personal, recientemente descubrí que me gusta usar falda. Me parece cómodo y me gusta como me quedan. Usar falda es algo que comencé a hacer sin ningun objetivo político, lo hago simplemente por comodidad y estetica. Sin embargo, el otro día antes de salir de mi casa mi madre, que ha sido una mujer de pensamiento progresista y que jamás ha permitido que ningún hombre le diga como vivir, me dijo: "asi vas a salir a la calle" a lo que yo inmediatamente contesté "Sí". La conversación se desarrollo así:
M- ¿En falda?
Yo- Si. Es exactamente igual que un pantalón y asi la voy a usar.
M- No, anda cambiate.
Yo- No.
M- ¿No te importa que te griten maricón en la calle?
Yo- No.
M- No me gusta esta nueva cosa que estas agarrando. Te perforas la oreja y ahora te pones falda. Las faldas son para mujeres.
Yo- Es el mismo tipo de pensamiento retrograda que hacía que las mujeres que usaban pantalones fueran mal vistas antes.
M- Por eso a mi no me gusta el rollo feminista.
Yo- A usted no pero alguien tuvo que luchar en su momento para que usted ahora pueda usar pantalones a sus anchas y nadie le diga nada.
M- ¿Qué? ¿Vas a luchar para que los hombres usen falda?
Yo- No, simplemente me gusta.
M- Usted (refiriendose a mi padre) digale que no puede salir asi.
P- Ariel ¿Por qué andas en falda?
Yo- Porque me gusta, porque es comodo.
Mi padre no hizo ningun intento por convencerme de no salir asi, lo que hizo que mi madre se enojara aun más. Habló sobre como le parecía incorrecto y de como no le gustaba mi actitud. Lo que yo me pregunto es ¿Si de hecho yo fuera gay, valdría menos para ella? ¿Me querría menos? ¿Se avergonzaría de mi?

Finalmente salí a la calle y efectivamente me gritaron cosas. Me silbaron, me gritaron piropos e insultos. Ha pasado antes, incluso me han tocado el trasero mientras camino. Todo proveniente de hombres desagradables, sucios, mal vestidos. Hombres machos pues, de los que escupen. Porque un hombre de verdad escupe, insulta, golpea, escupe de nuevo, insulta mas y hace el ridiculo intentando hacer sentir mal a toda persona distinta de él. Un hombre de verdad solo abraza a otro hombre cuando gana la selección, y de paso hay que estar ebrios. Un hombre de verdad jamás besa en la mejilla a otro o dice "esta guapo ese chavo" o llora o ve peliculas "para mujeres". ¿Debería yo aspirar a ser así? No me parece.