jueves, 1 de marzo de 2012

Una Decision para toda la vida...

 

Recuerdo que el día de la selección de las plazas para los nuevos concursantes del servicio social, muchos nos sentíamos nerviosos por la idea de lo que podría ser trabajar en un lugar fuera de tegucigalpa, todo era muy incierto, y así como alguien podría tocarle una plaza en el hospital escuela para volverse maestros en en el aprendizaje de la cirugía maxilofacial, patología y hasta rehabilitación oral, yo me encontré con un centro de salud comunitario.

Al momento de escoger la locación y no tanto rifa de plazas se establecieron las reglas, y una representante de la secretaria de salud menciono el hecho de que no había posibilidad de pagar la aventura de viaje de todos, es decir, muchos tendrían que quedarse en sus ciudades sin un pago, o como se dice becado. La única condición de recibir un pago era si estas personas salían de su zona de confort para ir a trabajar a lugares remotos de la urbanidad y quizás de la imagen de lo que representa un doctor de ciudad.

Hubo confrontación, y muchas personas comenzaron a levantar la voz entre una mezcla de preocupación y nerviosismo, se explicaron de nuevo las reglas y se menciono una vez mas que era imposible pagar a las 90 personas que estaban ahí, recuerdo haber escuchado comentarios como ayy a mi no me importa que no me paguen con tal de quedarme en mi casa, o yo no voy a un pueblo por que ahí están los casos mas pijiados, y de repente casi de manera súbita sino me equivoco el director del colegio de odontólogos pregunto que si no nos sentíamos cómodos con la determinación sobre las becas,  que esperamos hasta negociar que fuera posible para todos, que el colegio nos respaldaría y que solo teníamos que organizarnos, mucha gente se animaba a la idea, recuerdo caras de compañeras que siempre habían sido pasivas animarse a sentirse respaldadas, orgánicas, colectivas, pero muchos otros también comenzaron a decir no noooo no.


Hasta que toda posibilidad de que los estudiantes exigieran su derecho, se vio apagada entre mares de comentarios pesimistas acompañadas de muchas razones del porque obtener permisos especiales para quedar en la ciudad es siempre la mejor decisión, la mayoría comentaba que tenían problemas por sus hijos, que jamas podrían dejarlos, otros tenían compromisos de pareja o negocios personales que se les imposibilitaba y yo no tenia mas que los 2500 lempiras al mes para v vivir que recibía en un programa de radio y mucho descubrimiento o 4500 lempiras puestos en mucho descubrimiento.

Si no me equivoco, luego de la llamarada de tusa, de un promedio de 50 personas que éramos de tegucigalpa, no salimos mas de 20 fuera de nuestros lugares escogidos, muchos volvieron a sus ciudades de origen, y muchos se quedaron en los lugares con suerte, como quien diría Tegucigalpa, San Pedro Sula, Santa Rosa de Copan, Ceiba y Roatan por supuesto. yo me vi entre el dilema de escoger algo que me permitiera poder venir de vez en cuando a tegucigalpa para no deprimirme, recuerdo haberme visto frente a la hoja que decía, municipios de Francisco Morazan, y habían 3 plazas, lepaterique, escanito o san ignacio, y pensé aunque no soy muy creyente de dios a veces, que escoger un san me traería suerte. y hasta el momento, creo que así fue, ya que el aprendizaje que se obtiene de un pequeño centro de salud comunitario, dirigido y manejado por mayoría mujeres colaborando pedro el de saneamiento ambiental, tito el de la ambulancia, y los vigilantes, no se hubiera vuelto realidad sino me hubiera lanzado, si no hubiera dejado mi zona de confort o el miedo al que dirán, o incluso a la soledad, este articulo lo escribí en la semana que olvide mi celular en casa de un amigo. no tengo nada mas que atreverme a hacer cosas.

En San Ignacio descubrí celebrar la vida, escuchar a las mujeres, a apreciar las sonrisas de un bebe, a descubrir la ética, a cometer errores, a tener miedo, a estudiar, a soñar alto, todo eso no hubiera sido posible sin todo lo que aprendí en mi facultad de odontología, a la motivación del director del colegio, a los profesores, mis mentores y los profesores modelos a no seguir, a la mascota del centro de salud, a carolina, wendy, nohemy, la licenciada, diana, toñita, erika, glenda, baba, maritza, las parteras y el partero, las guardianas, la partera puertoriqueña, las que organizaron el taller de sexo, las enfermeras de las US, las practicantes,  la nueva doctora, la mujeres que atienden la biblioteca, y a todas y cada una de las mujeres que me inspira por luchadoras. 

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